“Las artes marciales se tardan toda una vida para entenderse porque generalmente las enseñan gente que no las entiende”.

 

“Las artes marciales se tardan toda una vida para entenderse porque generalmente las enseñan gente que no las entiende”.

Nos encontramos esta frase en otro grupo, refiriéndose al karate específicamente, pero pensamos que se aplica a cualquier arte marcial asiático.

Y antes de que nos acusen los “tradicionalistas” de que estamos sembrando “discordia” o siendo contrarios para atraer la atención, aclaramos: No, esto no lo dijimos nosotros, sino un instructor de artes marciales llamado Robert Davis.

Simplemente estamos publicando esta frase en español, porque otros grupos de artes marciales lo están difundiendo y discutiendo en inglés. Muchos artistas marciales apoyan esta idea.

“Cuando el río suena...”

Hay que reconocer que sí hay instructores que han hecho las artes marciales complicadas, creando planes de estudio a cuentagotas.

¿Quizá a propósito? ¿Quizá para crearles un aura de misterio y sofisticación, y así elevar su estatus ante sus estudiantes o los inexpertos?

Claro, el aprendizaje tiene que ser gradual y progresivo, pero algunos instructores llevan esto al extremo.

Seamos sinceros: las artes marciales no son tan difíciles de aprender o de entender. Los principios del karate, por ejemplo, se pueden aprender en días o incluso horas.

Ahora, el aprender no es lo mismo que el dominar. El dominar estas técnicas lleva años, décadas o incluso toda una vida.

Muchos incluso nunca consiguen ni conseguirán dominarlas, y a pesar de su constante esfuerzo, siempre serán principiantes.

(Nosotros somos el mejor ejemplo de esto.)

Pero esto no es nada extraordinario: lo mismo ocurre con cualquier actividad humana: cantar, escribir, conducir un coche, bailar, coser, etc.

Por supuesto, no tiene nada de malo dedicar toda una vida a las artes marciales, para profundizarlas al máximo.

Pero esto debería ser decisión personal, porque lo disfrutamos, no porque un instructor nos ponga obstáculos para alargar nuestro aprendizaje intencionalmente.

Cuando vemos un maestro auténtico, de aquellos que disfrutan enseñando, nos sorprendemos de lo fácil que nos hace entender conceptos difíciles.

Para un maestro real, no hay mejor pago que el ver cómo los ojos de sus alumnos se iluminan cuando por fin entienden algo.

Hay maestros que no les interesa su profesión, sólo la ven como un trabajo, y les fastidia que les pregunten.

Pero los maestros reales son “geeks”, “nerds” que se apasionan con su materia, y nada les encanta más que explicarla, a detalle, y son capaces de sintetizar un tema complicado en pocas frases entendibles.

Igual los buenos maestros de artes marciales.

Si tu instructor sale con respuestas evasivas a tus preguntas, como “no estás preparado, pequeño saltamontes”, o “es muy complicado para ti, pequeño saltamontes”, esto quizá signifique que no puede o no quiere enseñarte.

¿O que quizá quiera mantenerte como cliente cautivo durante años o décadas para seguir exprimiendo tus mensualidades?

(22 de enero de 2021)

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