No, las artes marciales no son dogmas.
No, las artes marciales no son dogmas.
Los dogmas son, generalmente, las religiones.
Las cuales se deben creer (o no) sin cuestionarse.
Es lo que se llama fe.
Pero las artes marciales no son religiones, no importa lo que algunos estudiantes, o incluso instructores, las vean así.
Las artes marciales no se deben creer a ciegas. No son dogmas de fe.
Los dojos no son templos ni iglesias.
Al contrario: las artes marciales se deben cuestionar.
Se deben analizar, desmenuzar, estudiar, criticar.
Se deben “destrozar”.
Despiadadamente.
Y volverse a armar de nuevo.
No para destruirlas, sino para entenderlas.
Y ¿quiénes mejores para hacer esto, que nosotros mismos, los propios practicantes de esas artes?
Critiquemos nuestras artes marciales no porque las odiemos, sino precisamente para amarlas más.
Si nos preocupa que alguien las critique, necesitamos entenderlas para poder defenderlas.
Ahora, hay a quienes no les interesa defender sus artes, aunque las ataquen.
No les importa que sus disciplinas sean prácticas o efectivas, no les importa saber cómo o por qué funcionan.
Estas personas disfrutan sus artes porque se sienten bien haciéndolas. Quizá les encanta hacer las formas, el movimiento, el ejercicio, o el aspecto social.
O quizá disfrutan las ceremonias, o la cultura asiática y la historia.
O simplemente les gustan... porque les da la gana. Y punto.
Perfecto. Cada quien es distinto.
En nuestro caso, preferimos entender.
Y dejar la fe y los dogmas en las iglesias y templos.
#karatesapiens
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