Si la natación se enseñara como el karate...

 

 


Si aprendes artes marciales, tienes que pelear. No hay de otra.
 
Igual que si aprendes natación, tienes que mojarte. No se puede aprender a nadar en seco.
 
Las artes marciales, al igual que la natación, pueden ser deportes, y disciplinas, sí, pero también son habilidades prácticas que quizá nos pueda salvar la vida en una emergencia.
 
Y así como no se puede aprender natación sin entrar en la piscina, tampoco se puede aprender artes marciales efectivas para la defensa personal sin practicar combate cuerpo a cuerpo.
 
Recordemos que este es generalmente el principal motivo por el que la mayoría de la gente se siente atraída a aprenderlas. 
 
Desafortunadamente, muchos instructores impiden o limitan las experiencias combativas de sus estudiantes, quizá por temor a lesiones o excesiva precaución, creándoles un aura de misterio o complejidad al combate que no debería tener.
 
Esto aumenta la ansiedad de los alumnos a la hora de practicar combate y crea un círculo vicioso, cuando el combate debería ser algo normal de todos los días.
 
De por sí, uno de los principales obstáculos para la defensa (especialmente entre las mujeres) no es tanto físico, sino psicológico: la mayoría de la gente batalla para acostumbrarse a ser golpeados o golpear, lo cual se empeora si el instructor no les ayuda a superarlo.
 
¿Cuántas víctimas perdieron la vida simplemente porque no supieron cómo reaccionar a una agresión, aún cuando quizá pudieron tener una oportunidad de sobrevivir si se hubieran defendido?
 
Ojo, no significa que se debe obligar a los alumnos a pelear 100% full-contact desde el primer día, ni que todos los dojos deben practicar despiadadamente como si fueran Kyokushinkai o MMA.
 
Existen diferentes niveles de intensidad. El combate leve (“randori” en japonés) ayuda a los principiantes a acostumbrarse a la mecánica de la defensa, a perderle el miedo, y a mejorar sus reflejos. Esto se puede ir aumentando en intensidad y potencia conforme se va avanzando y perdiendo miedo.
 
Aun los dojos de Kyokushinkai, MMA y gimnasios de boxeo comienzan con leve intensidad. ¡Pero lo hacen!
 
De hecho, se dice que uno de los motivos del éxito que tuvo el judo, fue que sus primeros practicantes pudieron vencer fácilmente a los practicantes de jujutsu tradicional, ya que estaban acostumbrados a hacer randori constantemente, algo que los tradicionalistas no se atrevían porque "era muy peligroso".
 
Todo puede ser peligroso, y la probabilidad de lesiones es real.
 
Pero es más peligroso no estar preparados para defendernos.

 

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