“Los cuchillos no se ven: se sienten”: Doug Marcaida

 


“Los cuchillos no se ven: se sienten”.
 
Las artes marciales promueven el estereotipo de que si alguien te quiere acuchillar, te va a enseñar su arma, permitiendo a los artistas marciales responder con sus técnicas de defensa.
 
Pero nada está más alejado de la realidad, según lo afirma el famoso Doug Marcaida.
 
Marcaida es uno de los jueces del programa de TV “Forged in Fire” (“Desafío sobre fuego”/ “Forjado a fuego”) del canal de cable History, donde expertos herreros forjan cuchillos y armas antiguas para ganar premios.
 
Pero además, es un reconocido experto de Kali, el arte marcial filipino que utiliza navajas, espadas, cuchillos y bastones.
 
La advertencia de Marcaida va sobre todo para los practicantes de artes marciales tradicionales, quienes generalmente no entienden o no saben cómo entrenar de manera efectiva las defensas contra estas armas, a pesar de que muchos de ellos presumen lo contrario, y (¡peor!) se los hacen creer a sus alumnos.
 
Aquí la opinión completa de Marcaida:
 
>>Comúnmente se tiene el estereotipo del “atacante armado con cuchillo” como alguien que te muestra su arma abiertamente, en una especie de postura en guardia.
 
>>Esta imagen la refuerzan los ejercicios de entrenamiento en las artes marciales.
 
>>Sin embargo, en la realidad, si alguien te muestra un cuchillo en la calle, es seguramente una advertencia, no necesariamente porque quiera usarlo.
 
>>Cuando alguien de verdad quiere causar daño con un cuchillo, la víctima no se dará cuenta sino hasta después de que el acero haya sido enterrado repetidamente en su carne.
 
Como hemos dicho antes, creemos que es erróneo que los instructores de artes constantemente digan “Lo que enseño verdaderamente funciona en la calle”. En cambio, lo que todos deberíamos decirnos es: “Lo que enseño, ¿verdaderamente funciona en la calle?”.
 
Por supuesto que es posible defenderse contra un ataque con cuchillo, pero hay que estar conscientes que es más preferible evitarlo, o salir corriendo, o aceptar la idea de que vamos a resultar, por lo menos, heridos, y planear nuestro entrenamiento para estos escenarios de manera crítica, escéptica y precavida,
 
La auto-crítica despiadada y el buscar fallos en nuestro propio entrenamiento es la única manera de mejorar. Nunca nos durmamos en nuestros laureles.

 

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