El famoso Bill “Superfoot” Wallace, ex campeón de karate y full-contact/kickboxing, lo dijo clarito: “si no sabes cómo defenderte de un derribo, no vas a poder defenderte de un experto en ju-jutsu brasileño (BJJ)”.
No importa que digas “Pero yo he practicado las defensas contra derribos”, ni “le doy un puñetazo en la cara y ya”.
No, esto no es suficiente. Simplemente no vas a poder defenderte, no tiene vuelta de hoja
Por esto, los expertos en BJJ como la familia Gracie arrasaron en los primeros torneos de artes marciales mixtas (MMA) patrocinados por la UFC en los 1990s: Sorprendían a los expertos en artes de golpeo como boxeadores y karatekas atrapándoles las piernas y derribándolos para aplicarles llaves y dejarlos fuera de combate en segundos.
(Además, claro, de que los Gracie impusieron sus propias reglas y manipularon las peleas a su conveniencia para promocionar el BJJ, según el propio Wallace, pero esa es otra historia).
Sin embargo, al paso del tiempo, ¿qué ocurrió?
“Los golpeadores aprendimos a defendernos de los practicantes de BJJ, quienes no tuvieron de otra, que aprender ... ¡a golpear!”, explicó “Superfoot” Wallace.
En síntesis: para ser un excelente peleador y artista marcial profesional, uno tiene que aprender de todo, nunca confiarse, ni dormirse en sus laureles.
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